El lugar más espectacular es el Mar Muerto, que a 400 metros bajo el nivel del mar es la masa de agua más baja de la Tierra. Rodeado de áridas colinas, tan desprovistas de vida como el propio mar, el Mar Muerto luce bajo un sol abrasador sin que apenas una ondulación perturbe su superficie.
Las rocas que se encuentran con sus bordes se cubren de un espeso y brillante depósito de sal blanca como la nieve. Es esta altísima concentración de sal la que confiere a las aguas del Mar Muerto sus conocidas cualidades terapéuticas y su flotabilidad. Como el contenido de sal es ocho veces superior al de la mayoría de los océanos del mundo, se puede flotar en el Mar Muerto sin ni siquiera intentarlo. Nadar en el Mar Muerto es una experiencia única que no debe perderse.